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Las comunidades indígenas de todo el mundo están unidas por muchas cosas: un compromiso con las tradiciones culturales, el conocimiento ancestral y una profunda conexión con su entorno. Lamentablemente, también están unidas por una historia de exclusión de los sistemas de salud.

Las prácticas ancestrales de los pueblos indígenas, como la gestión sostenible de la tierra y las medidas de adaptación climática, han demostrado ser fundamentales para abordar los desafíos sociales. Sin embargo, la desigualdad generalizada ha dejado a los pueblos indígenas entre los más marginados, según el informe del UNFPA sobre el Estado de la Población Mundial 2024, aumentando su vulnerabilidad a la mortalidad materna, la violencia y una menor esperanza de vida.

Al mismo tiempo, el conocimiento, las habilidades y las prácticas de salud de las comunidades indígenas a menudo son rechazadas, privandoles de la oportunidad de crear soluciones a los problemas que las afectan.

Para las mujeres y niñas indígenas, especialmente, los problemas estructurales en los sistemas de salud a menudo anulan su derecho a la autonomía corporal y ponen en peligro sus vidas. Las mujeres y niñas indígenas luchan por acceder a la atención de salud sexual y reproductiva debido a la pobreza, el aislamiento geográfico, la discriminación y el maltrato, entre otros factores.

Es menos probable que se beneficien de la atención prenatal o que den a luz con un asistente de parto calificado, y es más probable que den a luz durante la adolescencia y mueran durante el embarazo o el parto, según la investigación de UNFPA. Además, sus prácticas tradicionales de parto a menudo son negadas y pueden ser criminalizadas, dejándolas sin acceso a una atención culturalmente sensible.


El proyecto Nuwa Senchi promueve estrategias de sensibilización adaptadas culturalmente para difundir mensajes preventivos y de apoyo, destacando la importancia de acceder a servicios adecuados.

 

Al conmemorar el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, debemos abordar urgentemente la desigualdad generalizada en todo el planeta. Esto requiere enfrentar los legados del colonialismo, la esclavitud y la inequidad de género, así como recopilar datos y escuchar a los líderes, activistas e innovadores indígenas que conocen mejor las necesidades de sus comunidades. A nivel mundial, hay pocos datos sobre la salud de los pueblos indígenas, lo que hace que su situación sea en gran medida invisible.

“Para que la humanidad progrese, las personas deben ser contadas, donde sea que estén y quienes sean, en toda su diversidad”, dijo la Directora Ejecutiva de UNFPA, la Dra. Natalia Kanem. “Para acabar con la desigualdad, encontrar y fomentar la paz y la prosperidad, tejer más hilos de esperanza, el mundo necesita hacer más por la inclusión.”

Nuestra respuesta en el Perú

UNFPA colabora con organizaciones indígenas para apoyar el acceso pleno e igualitario a la salud y los derechos sexuales y reproductivos y la libertad de violencia para las mujeres y niñas indígenas.

En las provincias de Condorcanqui y Bagua, el Proyecto Nuwa Senchi, impulsado por el UNFPA y USAID, en asocio con Kallpa, se destaca en la lucha contra la violencia de género, respondiendo a la preocupante realidad en la que más del 51.3% de las mujeres en Amazonas han sufrido violencia por parte de su pareja. 

A través de la distribución de 210 Kits de Dignidad, el proyecto ha reforzado la dignidad y el autocuidado entre mujeres y adolescentes, proveyendo no solo elementos de higiene sino también información vital sobre derechos y recursos disponibles. 


El proyecto Nuwa Senchi desplegó campañas de sensibilización para contribuir a la eliminación de la violencia de género y el empoderamiento femenino en Condorcanqui y Bagua.