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Las tasas de fecundidad varían de país a país, y mientras algunas poblaciones siguen teniendo un rápido crecimiento, otras están empezando a ralentizarse. ¿Cómo podemos crear un mundo en el que los 8 mil millones de personas puedan prosperar?

 

Conoce 8 tendencias para un mundo de 8,000 millones de personas:

  1. Se desacelera el crecimiento

La población sigue creciendo y, hasta la fecha, el planeta acoge a 8,000 millones de personas. Sin embargo, tras medio siglo de descenso de la fecundidad, este crecimiento se está desacelerando. Sin embargo, durante las próximas décadas, el impulso demográfico seguirá provocando un aumento de la población. El crecimiento que se ha registrado en el pasado (de generaciones anteriores con una mayor fecundidad) significa que tenemos un gran número creciente de mujeres en edad reproductiva. A pesar de la disminución del número de nacimientos por mujer, seguirá habiendo más nacimientos que defunciones.

 

Incluso en el caso de que la fecundidad cayese al nivel de reemplazo actual (unos 2 nacimientos por mujer) en todos los países en que la tasa es superior a esa, habría nacimientos suficientes para mantener el crecimiento demográfico como mínimo hasta 2060.

 

  1. Menos hijos

Si bien la fecundidad varía en función de las regiones y los países, las tasas se están reduciendo en todos ellos. La reducción de la fecundidad se asocia con factores como un mayor número de oportunidades para la educación de las niñas y las mujeres y su incorporación al mercado de trabajo, la demora en contraer matrimonio y tener hijos y un mayor acceso a los métodos anticonceptivos. En 1950, la fecundidad mundial se situaba en 5 nacimientos por mujer. En 2022, esta tasa se situó en 2,3 y se prevé que se reduzca a 2,1 antes de 2050.

 

En el Perú, hace cincuenta años, la tasa global de fecundidad era de 6 hijos por mujer, cerca de tres cuartas partes de la vida de una mujer adulta se pasaban en condiciones de embarazo o criando niños pequeños. Hoy, ha descendido a una quinta parte y cada mujer tiene un promedio de 2.2 hijos. Asimismo, el promedio nacional de prevalencia de uso de métodos anticonceptivos modernos en mujeres unidas es del 57% (al 2021).

 

  1. Vidas más largas

La esperanza de vida sigue aumentando en todo el mundo, si bien sigue habiendo enormes disparidades al respecto. En 2019, la esperanza de vida mundial al nacer se situaba en los 72,8 años, un aumento de casi 9 años desde 1990; además, se prevé que aumente hasta los 77,2 años de aquí a 2050. La esperanza de vida al nacer está aumentando en todas las regiones desde 1950, sobre todo a medida que se han reducido las tasas de mortalidad por enfermedades infecciosas. Se han producido reveses cuantificables con el VIH/SIDA y la COVID-19.

 

En general, la tendencia ha sido la reducción de la mortalidad (incluida la mortalidad de menores de cinco años) y una mayor longevidad, vinculada a factores como la mejora de la nutrición, la asistencia sanitaria y las condiciones de vida. No obstante, en los países de ingreso bajo, la esperanza de vida al nacer es de en torno a los 63 años, o casi 10 años por debajo del promedio mundial. En el Perú, en el 2016, la razón de mortalidad materna nacional fue de 60.7 muertes por cada 100.000 nacidos vivos.

 

  1. Personas en movimiento

La migración internacional está dando una nueva forma a las poblaciones. En algunos países con una baja tasa de fecundidad la inmigración sostiene el crecimiento demográfico; en cambio, en otros, la emigración agrava la reducción de la población. El fenómeno migratorio resulta difícil de prever debido a que los datos de los que se disponen son incompletos y a que los patrones migratorios pueden cambiar rápidamente en función de lo que sucede en todo el planeta. Si bien casi 29 de cada 30 personas permanece en su país de nacimiento, el número de personas que cruzan fronteras está en auge. Además, se prevé que siga aumentando debido a causas entre las que figura el empeoramiento de los efectos del cambio climático.

 

  1. Poblaciones envejecidas

A medida que disminuye la fecundidad y aumenta la esperanza de vida, la población mundial envejece con rapidez. Entre 1950 y 1990, el porcentaje de personas mayores de 65 años en la población mundial creció del 5 % al 6 %, aproximadamente. En 2022, este porcentaje se encuentra en casi el 10 % y se prevé que aumente hasta el 16 % de aquí a 2050.

 

La esperanza de vida mundial a los 65 años (el número promedio de años adicionales que puede esperar vivir una persona de 65 años) va en aumento. En la actualidad se encuentra en 16,3 años y era de 17,5 años antes de que la COVID-19 golpeara con una dureza desproporcionada a las poblaciones de mayor edad. De aquí a 2050, se prevé que este parámetro alcance los 19,8 años, a medida que sigan disminuyendo las muertes por enfermedades no transmisibles como la enfermedad cardiovascular o la diabetes.

 

  1. Las mujeres viven más que los hombres

En el mundo nacen más niños que niñas pero las mujeres viven más que los hombres en casi todos los lugares. Esto hace que, dentro de la población mundial, los hombres superen en número a las mujeres por un pequeño margen.

 

A nivel mundial, nacen casi 106 niños por cada 100 niñas. Pese a que nacen más niños, por lo general, estos tienen más probabilidades que las niñas de morir durante los primeros años de vida, debido a causas como complicaciones al nacer e infecciones. En 2020, la cifra estimada de mortalidad de los niños menores de cinco años era de 39 muertes por cada 1.000 nacidos vivos, que contrasta con la cifra de 34 de las niñas.

 

La ventaja de supervivencia de las mujeres se mantiene a pesar del importante efecto de la desigualdad de género en la supervivencia y la salud de las niñas y las mujeres, entre ellos la mayor probabilidad de sufrir falta de atención durante la infancia, debido a la norma social discriminatoria de preferencia por los hijos varones, así como las mayores tasas de pobreza y hambre a lo largo de la vida.

 

  1. Dos pandemias

La COVID-19 tuvo un efecto cuantificable en la mortalidad. En tan solo dos años, la pandemia tuvo un impacto perceptible en la población, sobre todo en la mortalidad. En 2020 y 2021 causó 14,9 millones de muertes más que las previstas según las estimaciones de años anteriores. Esta cifra triplica el número oficial de muertes por COVID-19. El dato incluye las muertes indirectas asociadas, por ejemplo, debido a otras afecciones de salud, como el VIH/sida, para las que no pudo proporcionarse tratamiento o atención preventiva. Más de la mitad de estos fallecimientos se produjeron en países de ingreso mediano o bajo.

 

En el Perú, durante el 2020, el número de muertes maternas registradas fue de 439, 137 más que el año anterior (45%) y una de cada seis muertes maternas fue causada por la COVID-19. Sin embargo, en el 2021, dos de cada cinco muertes maternas han sido causadas por el SARS-CoV-2.

 

  1. Desplazamiento de los centros de población

Las regiones crecen a ritmos distintos, lo que desplaza la distribución geográfica de la población mundial. En 2022, más de la mitad de la población mundial vive en Asia. Las dos regiones más pobladas del mundo son Asia oriental y sudoriental, en donde viven 2.300 millones de personas, y Asia central y meridional, con 2.100 millones.

 

Con más de 1.400 millones de habitantes cada uno, la India y China concentran la mayor parte de la población de estas dos regiones. La población de China ha dejado de crecer y se espera que pueda comenzar a disminuir en 2023. Para entonces, la India (que sigue creciendo un 0,7 % anual) la superará como país más poblado del mundo.

 

Es necesario eliminar barreras y abrir caminos. El mundo no puede avanzar si dejamos a una sola persona atrás. Las posibilidades y las oportunidades no deben ser un privilegio.

 

Todas las personas deben disfrutar de sus derechos humanos fundamentales. Esto incluye la autonomía corporal y la libertad de tomar decisiones sobre nuestros cuerpos, vidas y futuros. A demasiadas personas se les niega este derecho. Las cifras no deberían constituir un arma para, por ejemplo, violar los derechos reproductivos y manipular las cifras de población al alza o a la baja.

 

Sin derechos ni libertad de elección, nuestra salud se resiente, nuestra dignidad desaparece, nuestro potencial no se desarrolla, nuestras contribuciones no llegan a materializarse, nuestras vidas se achican. Multipliquemos ese escenario por miles de millones.