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Declaración de la Directora Ejecutiva del UNFPA, Dra. Natalia Kanem.

Acabar con la discriminación para garantizar el derecho a la salud para todos

 

En el Día Mundial de la Salud, celebramos los éxitos alcanzados desde la adopción del Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo (CIPD) de 1994 en El Cairo, que colocó la salud sexual y reproductiva y los derechos en el centro del desarrollo.

Desde El Cairo, más mujeres disfrutan del derecho a la salud y pueden ejercer agencia sobre sus propios cuerpos y fertilidad. Más mujeres tienen acceso a anticonceptivos modernos, menos mujeres mueren durante el embarazo y el parto, y las tasas de embarazo adolescente han disminuido.

Sin embargo, demasiadas mujeres y niñas han sido excluidas de ese progreso. Incluso mientras aceleramos los esfuerzos para cumplir la promesa de la CIPD y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, vidas más saludables siguen estando fuera del alcance de demasiadas personas, especialmente aquellas de comunidades desatendidas.

Aunque la tasa de mortalidad materna promedio global ha disminuido significativamente en las últimas tres décadas, una mujer sigue muriendo cada dos minutos debido a complicaciones prevenibles relacionadas con el embarazo y el parto. Las muertes ocurren a tasas mucho más altas en países más pobres: el riesgo de muerte materna a lo largo de la vida es de 1 entre 49 en países de bajos ingresos, en comparación con 1 entre 5,300 en países de altos ingresos.

La discriminación en todas sus formas contribuye a resultados deficientes en la salud materna. Incluso en países más acomodados, las tasas de mortalidad materna son más altas entre las comunidades que continúan enfrentando prejuicios raciales y otros en la vida cotidiana. La investigación del UNFPA encuentra que las mujeres de ascendencia africana en las Américas son más vulnerables al maltrato y la negligencia por parte de los proveedores de atención médica.

Podemos y debemos hacerlo mejor. Es hora de acabar con la discriminación y la exclusión que las mujeres, en todas sus diversidades, siguen experimentando cuando buscan atención médica en salud sexual y reproductiva.

La justicia y la igualdad solo serán posibles cuando nuestros sistemas de salud brinden a todos acceso a la atención respetuosa, compasiva y de calidad que merecen.

Hoy y cada día, defendamos el derecho de todas las personas a alcanzar el más alto estándar posible de salud, libre de discriminación, coerción y violencia. Defendamos la salud sexual y reproductiva y los derechos de todos como el camino hacia un futuro sostenible donde todos puedan realizar su potencial.