Go Back Go Back
Go Back Go Back
Go Back Go Back

Siete cosas que no sabías sobre el matrimonio infantil

Siete cosas que no sabías sobre el matrimonio infantil

News

Siete cosas que no sabías sobre el matrimonio infantil

calendar_today 05 Julio 2023

©UNFPA Fidel Évora
©UNFPA Fidel Évora

NACIONES UNIDAS, Nueva York – Demasiadas mujeres y niñas fueron casadas antes de cumplir 18 años; muchas fueron obligadas a abandonar la escuela, expuestas a la violencia y empujadas hacia la maternidad antes de estar física y emocionalmente preparadas.

El matrimonio infantil es una violación de los derechos humanos que atrapa a las niñas más vulnerables, pobres y marginadas.  También es una práctica calamitosa para las comunidades y las sociedades en su conjunto, pues encierra a las niñas casadas y sus familias en un ciclo de pobreza que puede prolongarse por generaciones.  Poner fin al matrimonio infantil, es decir, permitir que las niñas terminen la escuela, retrasen la maternidad, encuentren trabajo decente y realicen su potencial, podría generar miles de millones de dólares en ingresos y productividad, según han revelado diversas investigaciones.

El UNFPA hace un llamado al mundo para que dé prioridad a la eliminación del matrimonio infantil. A continuación, presentamos siete datos sobre el matrimonio infantil. Una mayor conciencia de su omnipresencia en todo el mundo y sus consecuencias puede ayudar a los líderes (así como a los propios jóvenes) a lograr el Objetivo de Desarrollo Sostenible de poner fin a la práctica de una vez por todas.

1. El matrimonio infantil es común, y tiene lugar en todas partes del mundo

Más de 650 millones de mujeres y niñas vivas hoy en día fueron casadas o entraron en uniones informales antes de cumplir 18 años.  Vale aclarar que el matrimonio infantil se define como el matrimonio o unión en que uno o ambos cónyuges son menores de 18 años.  En todo el mundo, el 19 % de las mujeres de 20 a 24 años fueron casadas o vivían con una pareja antes de cumplir 18 años,  y aunque el matrimonio infantil es más prevalente en países de ingresos bajos y medianos, ningún país escapa a esta perniciosa práctica.

Aunque no está legalmente casada, Gabriela*, de 16 años, vive en Brasil con su compañero de 36 años en una unión informal. “Decidí vivir con él porque no le caía bien al marido de mi madre y no me aceptaba en su casa”, admitió.  Si bien Gabriela ha logrado permanecer en la escuela, algo que no suele ser el caso entre las niñas casadas, ha tenido que hacer otros ajustes.  “Mi marido es un poco celoso, y eso ha afectado mi relación con mi familia y con algunos amigos”, dijo.  “Cuando estaba soltera, podía hacer lo que quisiera.  Ahora, tengo que ser respetuosa con mi pareja”.

Las y los defensores, desde líderes religiosos en Zanzíbar y activistas por los derechos en Macedonia del Norte hasta líderes comunitarios en Mozambique y maestras y maestros en Malawi, también están luchando contra esta práctica.

2. Se está avanzando, pero no lo suficiente

Primero, las buenas noticias:  los índices de matrimonio infantil van disminuyendo lentamente en todo el mundo. El matrimonio infantil ha disminuido en la mayoría de las regiones en los últimos 25 años, y se ha registrado un progreso acelerado en algunas regiones de alta prevalencia en el último decenio.

Ahora las noticias preocupantes: A menos que se aceleren esos esfuerzos, las disminuciones en el número de niñas que son casadas no mantendrán el ritmo del crecimiento de la población. La diferencia en la prevalencia entre los hogares más ricos y los más pobres se ha ampliado en la mayoría de las regiones del mundo.

Además, se espera que la COVID-19, que ha interrumpido los esfuerzos para poner fin al matrimonio infantil y ha traído consecuencias económicas de profundo alcance, dé lugar a un total adicional de 13 millones de matrimonios infantiles entre 2020 y 2030 que de otra manera no se habrían producido.

La policía, los servicios de protección infantil, los hospitales y los registros de líneas directas de ayuda indican el impacto que tiene la COVID sobre el matrimonio infantil. En Bangladesh, por ejemplo, se cuadruplicaron las llamadas relacionadas con la violencia a una línea directa de ayuda para niñas y niños, y hubo un aumento del número de llamadas que notificaban casos de matrimonios infantiles durante el período pandémico de abril a junio de 2020. En abril de 2020, la línea directa de ayuda recibió 450 llamadas relacionadas con casos de matrimonio infantil, mientras que el mes anterior el número de llamadas fue 322. Asimismo, las llamadas a una línea directa de ayuda infantil en la India aumentaron en un 50 %, y las intervenciones de las y los trabajadores sociales lograron impedir casi 898 matrimonios infantiles durante el período de la pandemia.

Remote video URL

3. El matrimonio infantil suele aumentar en entornos humanitarios

Los conflictos, los desplazamientos, los desastres naturales y el cambio climático agravan los factores que dan pie al matrimonio infantil al destruir los medios de vida y los sistemas educativos, al aumentar el riesgo de violencia sexual y suscitar la preocupación por la seguridad de las niñas y el honor de la familia. En general, el matrimonio infantil en situaciones de fragilidad casi duplica el promedio mundial.

4. El costo de poner fin al matrimonio infantil es sorprendentemente asequible

En noviembre de 2019, el UNFPA publicó un estudio conjunto con la Universidad Johns Hopkins, en colaboración con la Universidad Victoria, la Universidad de Washington y Avenir Health, en el que se evaluaba el precio para poner fin al matrimonio infantil en 68 países que representan alrededor del 90 % de los casos. Los investigadores concluyeron que poner fin al matrimonio infantil en estos países entre 2020 y 2030 apenas costaría 35 mil millones de dólares. El informe indica que el costo de evitar un matrimonio infantil es de 600 dólares, es decir, más o menos el precio de algunas zapatillas deportivas de lujo.

La inversión de 35 mil millones de dólares en intervenciones educativas, iniciativas de empoderamiento, capacitación en materia de habilidades para la vida y programas que contribuyen a cambiar las normas sociales en torno al matrimonio infantil evitaría aproximadamente 58 millones de matrimonios infantiles. Además de eso, las niñas que se libran del matrimonio precoz pueden “hacer una contribución más productiva a la empresa familiar”, lo que les da beneficios significativos a sus comunidades a lo largo del tiempo

Es necesario hacer muchos cambios para poner fin al matrimonio infantil, incluidos el fortalecimiento y la aplicación de leyes contra la práctica, el fomento de la igualdad entre los géneros y la garantía del compromiso de la comunidad con los derechos de las niñas.

5. El matrimonio infantil ha sido prohibido casi universalmente

Dos de los acuerdos de derechos humanos más ampliamente aprobados en el mundo, la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) y la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), prohíben el matrimonio infantil. En conjunto, casi todos los países han firmado o ratificado esos tratados.

Sin embargo, en todo el mundo, las leyes nacionales o locales permiten distintas interpretaciones de este principio acordado. Así, por ejemplo, muchos países permiten que el matrimonio infantil se lleve a cabo con el consentimiento de los padres o en virtud del derecho religioso o consuetudinario. En todo el mundo, muchos matrimonios no se registran legalmente.

Incluso en lugares donde el matrimonio infantil es ilegal, la aplicación de la ley es laxa. La edad legal para casarse en Eritrea es de 18 años, pero eso no ha impedido que las familias desafíen la ley. Para evitar casarse con un hombre que le triplicaba la edad (su exmaestro de escuela primaria), Fatma Hamid se escondió, logró terminar la escuela secundaria y finalmente obtuvo un título universitario en biología.

Del mismo modo, aunque Guinea-Bissau ha firmado tanto la CDN como la CEDAW, así como el Protocolo de Maputo, las y los menores de edad se pueden casar con el consentimiento de un padre, de un tutor o de un tribunal. Cuando sus padres trataron de casarla a los 14 años, en 2008, Ana Kabi caminó más de 20 kilómetros hasta llegar a una iglesia evangélica conocida como refugio para las niñas que huían del matrimonio forzado. “Los padres suelen justificar el matrimonio precoz en nuestras comunidades sobre la base de aspectos culturales y económicos”, planteó el Pastor Abdu Cassamá. “Y debido a las creencias ancestrales, a veces recurren a armas de fuego para tratar de recuperar a sus niñas en la iglesia”. 

Sin embargo, hay señales de que el mundo va moviéndose en la dirección correcta. En los últimos tres años, las Filipinas, la República Dominicana y seis estados de los Estados Unidos han prohibido esta práctica. Indonesia se ha comprometido a poner fin a esta práctica, el Parlamento de Mozambique aprobó legislación que la prohíbe, e Inglaterra y Gales han avanzado en la ruta de aumentar la edad mínima para contraer matrimonio a 18 años.

6. El matrimonio infantil y el embarazo en la adolescencia están estrecha y peligrosamente vinculados

El matrimonio infantil a menudo es un precursor del embarazo precoz. En los países en desarrollo, las niñas casadas representan la mayoría de los nacimientos de adolescentes. Estos embarazos precoces plantean graves riesgos a la salud de las niñas cuyos cuerpos pudieran no estar suficientemente desarrollados para la maternidad. A nivel mundial, las complicaciones del embarazo y el parto son la principal causa de muerte entre las niñas de entre 15 y 19 años.

Beatriz Sebastião, en Mozambique, quedó embarazada a los 15 años. Como vivía lejos de un hospital, su labor de parto duró tres días para cuando logró obtener atención médica. El bebé nació muerto, y la señora Sebastião sufrió una fístula obstétrica, lo que la convertiría una marginada social por casi seis años hasta que se sometió a cirugía reconstructiva.

También se pueden infligir lesiones. Ghada*, que fue casada a los 12 años en Yemen, tuvo su primer hijo, una niña, a los 13 años. El marido de Ghada quería un niño y castigó a su esposa con abusos físicos y emocionales. Su segunda criatura fue un niño, pero para su tercer embarazo, a los 15 años, Ghada se sentía tan desesperada, que trató de quitarse la vida. Con la ayuda de un espacio seguro apoyado por el UNFPA, dejó a su marido y, a los 16 años, está reconstruyendo su vida con sus tres hijos.

De la misma manera, el embarazo precoz pone a las niñas en riesgo de que las casen. Es posible que las niñas sean obligadas a casarse con el padre de su bebé (incluso si se trata de un violador) para evitarles a sus familias el estigma asociado con el embarazo fuera del matrimonio, o bien para tratar de garantizar su seguridad económica y la de su criatura.

Cuando Yensen Nyirenda, de Malawi, quedó embarazada a los 15 años, la costumbre local dictaminó que se mudara con el padre del bebé, de 17 años, que en meses comenzó a abusar de ella. Sus suegros, que habían pagado el precio de la novia, se negaron a dejarla irse. “En nuestra cultura, es una vergüenza para la familia y la comunidad en general que una niña o una mujer abandonen el matrimonio”, aclaró. “Si lo haces, te marginan o te tachan de persona de dudosa moral”. La Sra. Nyirenda finalmente encontró una vía de escape y está haciendo malabares para conciliar los deberes de una madre y los de una estudiante.

7. El empoderamiento de las niñas es fundamental para poner fin al matrimonio infantil

Es necesario hacer muchos cambios para poner fin al matrimonio infantil, incluidos el fortalecimiento y la aplicación de leyes contra la práctica, el fomento de la igualdad entre los géneros y la garantía del compromiso de la comunidad con los derechos de las niñas.

Igualmente, las y los jóvenes deben estar facultados para conocer y reclamar sus derechos. Esto significa que deben recibir información precisa sobre su salud sexual y reproductiva, oportunidades de educación y desarrollo de habilidades, así como contar con plataformas para la participación en la vida comunitaria y cívica.

Esa información y esas oportunidades pueden cambiar sus vidas. Con conocimiento, las y los jóvenes vulnerables, incluidas las niñas, pueden defenderse a sí mismas e incluso persuadir a sus familias para que cancelen o retrasen los compromisos.

En Nepal, la familia de Bidhya Sahani, que tenía dificultades económicas, necesitaba ayuda en la casa, por lo que tuvo que abandonar la educación en el séptimo grado. La familia también tenía planes de casarla, pero la programación radial sobre la prevención del matrimonio infantil conocida como Rupantaran (que significa “transformación”) la instruyó sobre sus derechos. “Estaba decidida a continuar la escuela”, aseguró. No sólo convenció a sus padres para que la dejaran retomar los estudios, sino que además “cuando descubrí el plan de mis padres de casarme, protesté y pude detener el proceso”.

Chinara Kojaeva, de Georgia, escapó al matrimonio infantil no una sino dos veces. “Yo tenía 14 años la primera vez que quisieron casarme”, relató. “Cuando tenía 17 años, casi lograron su cometido, pero mi vida no la deciden ellos. Prefiero tomarme el tiempo y dar mis propios pasos”. 

El UNFPA trabaja con socios y comunidades de todo el mundo para educar y empoderar a las niñas, y para crear conciencia en las comunidades sobre los peligros del matrimonio infantil.

Muchas niñas se han convertido en defensoras por derecho propio. Algunas han procurado justicia y la han obtenido. En Madagascar, donde dos de cada cinco niñas se casan antes de los 18 años (y el 13 % de las mujeres de entre 20 y 24 años se casan antes de los 15 años), Narindra Solonjanahary* presentó una denuncia contra su madre, que la obligó a casarse a los 15 años a cambio de apoyo económico, y contra su abusivo marido, que le triplicaba edad y ya estaba casado. Al principio acudió secretamente a los servicios de planificación familiar en un centro juvenil para evitar un embarazo precoz, y llegó a enterarse de que era ilegal obligar a una menor a casarse. Su marido fue condenado a 10 años de prisión, y su madre recibió una sentencia suspendida de tres años.

“Mi madre pidió perdón e hizo a otras madres conscientes de los derechos de las niñas que sufren los rigores de esta práctica”, refirió. La ex niña casada ha vuelto a la escuela y se ha convertido en educadora en el centro juvenil que le brindó apoyo, donde ayuda a otras niñas a evitar ese destino.

Ruth*, de 14 años, del norte de Uganda, también está creando conciencia sobre la práctica dañina como parte del club para niñas adolescentes para el ágil empoderamiento y la subsistencia de adolescentes, que cuenta con el apoyo del UNFPA. Cuando rechazó el mandato de su madre de casarse con un hombre de 35 años que ofrecía dos cabras y algo de dinero, Ruth fue expulsada de su hogar y se mudó con una mentora del club. “Mi sueño es convertirme en piloto. Voy a estudiar duro”, declaró. “Seré una mujer grande y fuerte, lista para luchar contra el matrimonio infantil, la deshonra, los embarazos de adolescentes y la violencia de género”. 

 

*Se han cambiado los nombres para fines de privacidad y protección

 

 

Entérate sobre la realidad de este tema y sus consecuencias en el Perú a través de los siguientes recursos: