CONDORCANQUI, Perú - La selva en el distrito de El Cenepa, con su densa vegetación y ríos caudalosos, es un lugar donde el tiempo parece haberse detenido. Las comunidades están dispersas y a menudo solo se puede llegar a ellas tras horas de viaje en chalupas, pequeñas embarcaciones que navegan los ríos que las rodean. En estas localidades, Dafne Aquino y el equipo de brigadas móviles comparten esperanza e información a quienes más lo necesitan.
Las brigadistas del UNFPA recorren las comunidades difundiendo los servicios y mensajes vitales del proyecto Nuwa Senchi, financiado por USAID. Este equipo, compuesto por nueve mujeres comprometidas, enfrenta múltiples desafíos para llegar a los lugares más alejados, con el fin de empoderar a las mujeres indígenas amazónicas y garantizar su acceso a servicios esenciales de protección contra la violencia de género. A través de un enfoque centrado en la sobreviviente, el proyecto previene la violencia mediante campañas de comunicación efectivas y fortalece la colaboración interinstitucional, así como la sensibilización de autoridades estatales y comunitarias.
Psicóloga y miembro del equipo, Dafne es una de las caras visibles de este esfuerzo. "Nos enfrentamos a lluvias torrenciales, un sol implacable y largos traslados de comunidad a comunidad, a veces de hasta tres horas en el río a través de chalupas, con el riesgo constante de que se voltee," comenta Dafne. A pesar de estas dificultades, el equipo no se detiene. Antes del proyecto, algunos hombres de las comunidades solían decir: "Antes de enseñar sobre los derechos de las mujeres, primero hay que enseñarles sobre sus obligaciones en el hogar." Sin embargo, la perseverancia de las brigadistas está comenzando a transformar estas mentalidades arraigadas.
En el poblado de Huampami, durante una evaluación grupal sobre el uso de los espacios seguros, una de las mujeres participantes, que prefirió mantenerse en el anonimato, comentó que antes las mujeres de su comunidad se sentían tristes y vulnerables. Gracias a la información y los talleres recibidos, ahora se sienten más seguras y empoderadas. "Ahora conocemos nuestros derechos y estamos más dispuestas a responder", manifestó. Esto se evidenció cuando la comunidad intentó quitarle su terreno a una de ellas; las mujeres, unidas, no se dejaron intimidar y defendieron su derecho a la propiedad.
Las capacitaciones se realizan en diversos escenarios, desde humildes centros comunales hasta al aire libre bajo la sombra de los árboles amazónicos. Las brigadistas imparten talleres, conversan con mujeres y niñas, y brindan apoyo emocional. "Después de casi un año de trabajo, empoderándolas y orientándolas en diversas situaciones, hemos logrado que ahora nos miren y sepan que pueden hablar con nosotras," dice Dafne con orgullo.
El impacto del proyecto es tangible. Nuwa Senchi, que significa Mujer Fuerte en lengua Awajún, ha logrado llegar a más de 13,000 personas con mensajes culturalmente apropiados sobre la prevención de la violencia de género y la disponibilidad de servicios. Además, 210 mujeres y niñas han recibido kits de dignidad, y se han implementado tres campañas educativas para cambiar las normas sociales y de género.
"Usualmente, a nivel emocional, te topas con tantas historias que parecerían novelísticas, pero son reales," explica Dafne. "La violencia basada en género no es solo discriminación, sino también violación, asesinato, golpes y humillación."
El compromiso del UNFPA de no dejar a nadie atrás se refleja en cada acción del proyecto. Durante desastres climáticos, la falta de servicios esenciales aumenta las vulnerabilidades, especialmente para las mujeres y niñas, que enfrentan mayores riesgos de violencia y dificultades para acceder a atención de salud sexual y reproductiva.
El equipo de brigadas móviles también colaboran con socios estratégicos en los ámbitos de salud, educación, protección y justicia para asegurar un enfoque integral en la respuesta a la violencia de género. La combinación de esfuerzos entre los diferentes sectores y la dedicación de las brigadistas ha permitido un progreso significativo en la región.
Para Dafne, cada jornada es una oportunidad para marcar una diferencia en la vida de mujeres, niñas y adolescentes, construyendo un futuro libre de violencia en la región Amazonas. "Estamos empoderándolas, dándoles esa valentía, como indicándoles: mira, sí se puede. Al ser mujeres quienes trabajamos aquí, también les estamos brindando la oportunidad de ver más allá. Porque muchas veces se quedan con las cosas que hay en la comunidad," reflexiona, consciente del impacto duradero de su trabajo. Su esfuerzo incansable y su compromiso son un poderoso recordatorio de la importancia de la resiliencia y la esperanza en la lucha por los derechos humanos.