Artículo del Representante del UNFPA en Perú, Hugo González Coltrinari, en el marco del Día Mundial de la Salud.
Hoy 7 de abril se conmemora el día mundial por la salud, una fecha en la que la Directora Ejecutiva del UNFPA Natalia Kanem llama a los Estados Miembros a redoblar los esfuerzos por erradicar las muertes maternas evitables.
En todo el mundo, la salud de las mujeres durante el embarazo y el parto es mejor que nunca. Esto se debe a los avances médicos y a que cada vez más mujeres controlan sus opciones reproductivas y pueden acceder a una atención materna respetuosa y de alta calidad.
Desde el año 2000, el mundo ha experimentado un notable descenso del 40% en la mortalidad materna. Por primera vez, se calcula que ningún país tiene una razón de mortalidad materna "extremadamente alta", de más de 1.000 muertes por cada 100.000 nacidos vivos.
Este día, el UNFPA reconoce los esfuerzos realizados por el Perú en la última década que han resultado en una tendencia decreciente de la mortalidad materna. Así, las muertes maternas disminuyeron de 409 a 244 muertes entre los años 2014 y 2024, a pesar del incremento significativo ocurrido durante la pandemia de COVID-19.
Cada embarazo y cada parto expone a las mujeres a riesgos de sufrir complicaciones obstétricas los que se acumulan a lo largo de sus vidas reproductivas. Desde 2012, cuando Perú alcanzó el mayor número de nacimientos, hoy el número de hijos por mujer y los nacimientos totales han disminuido entre las mujeres peruanas, y consecuentemente la exposición a los riesgos reproductivos.
A pesar de estos avances, preocupa el aumento de la proporción de muertes maternas entre niñas y adolescentes, sobre el total de muertes maternas.
En 2024 en el Perú, 14.3% de las muertes maternas fueron de adolescentes menores de 19 años. Esta proporción ha venido en aumento: 10.9% en 2019, 13.6% en 2023. Es conocido que, en el caso de las menores de 19 años, el riesgo obstétrico es entre tres y cinco veces mayor. Diariamente, 12 niñas de 10 a 14 años quedan embarazadas y 3 se convierten en madres. Cada hora, 9 adolescentes de 15 a 19 años quedan embarazadas y 5 se convierten en madres; 3 de cada 4 embarazos de las adolescentes no son intencionales.
La discriminación y las desigualdades vinculadas al lugar de residencia, el nivel de ingresos y la raza o etnia pueden privar a las niñas, adolescentes y mujeres de opciones sexuales y reproductivas y de una atención en salud adecuada, exacerbando las situaciones antes mencionadas.
Muchas maternidades en niñas y adolescentes son el resultado de la violencia sexual. El Código Penal establece que toda relación con una niña menor de 14 años es tipificada como delito. En este sentido, los embarazos en niñas menores de 14 años son producto de delitos.
Según cifras de los Centros de Emergencia Mujer, las atenciones por violencia sexual se han duplicado entre 2019 y 2024, convirtiéndose en la primera causa de atención entre las menores de 19 años. Aún en dicha magnitud, los datos no revelan la realidad en su total dimensión, pues sólo tres o cuatro de cada diez niñas, adolescentes o mujeres víctimas de violencia física o sexual acuden a una institución pública por ayuda.
El embarazo en menores puede deteriorar su salud física y mental, resultando en una enfermedad, una discapacidad permanente o en incluso la muerte. El concepto de salud según la Organización Mundial de la Salud es un estado de completo bienestar bio-psico-social y no la mera ausencia de enfermedad. En este sentido, afectaciones físicas y mentales derivadas de la maternidad temprana, más aún de aquella impuesta por un abuso sexual, incrementan el riesgo a la vida y la salud de las menores de edad. De hecho, el incremento progresivo del peso de muertes de niñas y adolescentes dentro de las muertes maternas, así como la experiencia de Mila o las de KL, LC y Camila revisadas por los órganos de tratado, son evidencia suficiente para evitar que situaciones comparables se repitan. No obstante, recientemente el acto médico de profesionales de la salud sobre el acceso al aborto terapéutico de niñas y adolescentes cuando se valora el daño a la salud mental en situaciones de embarazos como resultado de violencia sexual o malformaciones congénitas, se ha visto amedrentado supuestamente por estar al margen de la normativa legal vigente.
Podemos y debemos acabar con las muertes maternas evitables. Sabemos lo que funciona y por qué.
De acuerdo con un estudio de inversión realizado por el UNFPA y el Ministerio de Salud para el Perú en el año 2021, la inversión adicional de 130 millones de dólares en intervenciones priorizadas de alto impacto de salud materna y de 109 millones de dólares en planificación familiar permitirían que al año 2030 se logre la meta de razón de mortalidad materna de 33 por 100,000 nacidos vivos de la Política Nacional Multisectorial de Salud al 2030, se incremente la prevalencia de anticonceptivos modernos en mujeres en edad fértil a 58.4%, se eviten 291 muertes maternas, 73,000 mil abortos y 190,800 embarazos no intencionales, así como produciría un beneficio económico agregado de 917 millones de dólares. La planificación familiar permite que mujeres lleven la vida que desean llevar: culminar sus proyectos educativos, desarrollar sus habilidades e insertarse en un mercado de trabajo decente, generando ingresos autónomamente y contribuyendo a su comunidad. Las inversiones en intervenciones efectivas basadas en evidencia en materia de salud materna y planificación familiar contribuyen a fortalecer los ingresos familiares, aumentar la recaudación fiscal y reducir los costos de asistencia pública, coadyuvando al desarrollo sostenible y a la equidad de género en el país.
La educación sexual acorde a la edad y la cultura, la transformación de normas discriminatorias de género, el acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva con suministro de anticonceptivos modernos, y el acceso a la justicia ante situaciones de abusos sexuales, son fundamentales para salvaguardar el derecho de cada niña, adolescente y mujer a elegir y optar por lo que desea.
De no actuar, el costo económico acumulado por las maternidades en menores de 19 años desde 2021 hasta 2030, se proyecta en no menos de US$ 3.135 millones para el Perú.
En este Día Mundial de la Salud, demos prioridad a las inversiones para llegar a cero muertes maternas evitables. Comprometámonos a garantizar que todas las maternidades sean voluntarias, saludables y seguras a fin de construir sociedades más sanas, justas y libres.
La salud es un derecho de cada persona, independientemente de su estado, diversidad o condición. No es un privilegio de quienes tienen los medios para financiarla. La misión de todas y todos es garantizar la salud de cada individuo y apoyar a las y los profesionales de la salud que dedican su labor a salvar la vida de niñas y mujeres, fuera de dogmas y prerrogativas.