Usted está aquí

La Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, también conocida como CIPD, representa un hito fundamental en el desarrollo global. En 1994 se reunieron representantes de 179 gobiernos en El Cairo para adoptar un innovador Programa de Acción (PdA) posicionando a la salud y derechos reproductivos de las mujeres en el centro de atención, y asumiendo compromisos con el objetivo de promover el desarrollo sostenible mediante el acceso equitativo a los servicios de salud reproductiva y planificación familiar.

La conferencia sirvió como punto de referencia de las políticas y los programas nacionales para la ejecución del PdA por parte de los gobiernos, en colaboración con los parlamentos y la sociedad civil, incluidas las organizaciones impulsadas por mujeres y jóvenes, el sector privado, los grupos comunitarios y los individuos en el nivel de base. Treinta años después vemos avances significativos para las poblaciones y en especial para las mujeres y las niñas. Sin embargo, estos progresos se han visto amenazados por crisis multidimensionales como las repercusiones de la pandemia de COVID-19 y la polarización en torno a la agenda de salud y derechos sexuales y reproductivos, encontrándonos en un punto crítico para preservar estos logros.

En el marco de la conmemoración del 30º aniversario de la CIPD, el Fondo de Población de las Naciones Unidas organizó en Cotonú, Benín, un Diálogo Mundial en torno a la CIPD +30 con la participación de más de 500 adolescentes y jóvenes de todo el mundo, reafirmando con ello el papel fundamental de las generaciones más jóvenes para avanzar hacia un futuro sostenible y equitativo. En este importante foro que tuvo lugar del 3 al 5 de abril,  la generación de jóvenes más numerosa de la historia de la humanidad dejó bien claro el importante rol que desempeña en la promoción, protección y aplicación de los derechos humanos de niñas, niños, adolescentes y jóvenes, incluyendo sus derechos sexuales y reproductivos, sin dejar a nadie atrás.

 

Gisela Inquilla Valero, joven lideresa aymara de Perú, quien integra la Unión de Jóvenes Indígenas Aymaras Ujia- Wayna Wila, dejó oír su voz en este espacio global para demandar que las políticas públicas incluyan a las juventudes indígenas como actores estratégicos para erradicar la violencia basada en género, los embarazos no intencionales, así como las uniones y matrimonios en menores de edad. Gisela está convencida de que, sin autonomía corporal, sin educación sexual integral y sin igualdad de género no se podrán alcanzar los objetivos de la Agenda 2030. Por ello resaltó la necesidad de que se implementen marcos legales para prevenir la violencia de género y las prácticas nocivas contra niñas y adolescentes.

El Perú ha logrado avanzar en un marco legal que protege a las menores de edad del matrimonio infantil con la dación de la ley N° 31945 no obstante, Gisela considera que queda mucho por hacer para lograr que la ley se implemente beneficiando a miles de niñas y adolescentes así como a sus familias y comunidades. Del mismo modo hace un llamado para incrementar los esfuerzos orientados a prevenir y erradicar las uniones de hecho con niñas y adolescentes, problemática especialmente crítica en el país que tiene un impacto significativo en sus proyectos de vida y en su bienestar integral. 

 

Se estima que en el Perú, más de 56 mil menores se encuentran unidas o casadas, y al menos tres de cada cuatro madres adolescentes provienen de los estratos más pobres. En la región Loreto, 2 de cada 4 adolescentes están unidas o casadas. Además, cada día, hasta 11 niñas de entre 10 a 14 años quedan embarazadas, y cuatro de ellas se convierten en madres. Cabe resaltar que sólo entre 2013 y 2022 hubo más de 4 mil uniones legales con menores de edad en Perú, lo que equivale a un promedio de 27 bodas al año con menores de 16 años desde 2012.

 

La organización juvenil  UJIA - WAYNA WILA, basada en Puno, viene trabajando en la región desde el año 2012 en los ejes temáticos de  niñez, adolescencia, mujer y derechos sexuales reproductivos, identidad cultural tierra y territorio, educación y comunicación.