En memoria de Fidelina C.
PIURA, Perú - En el distrito piurano de Veintiséis de Octubre, la vida de Fidelina se transforma en un poderoso testimonio para eliminar las causas evitables de muertes maternas en contextos humanitarios.
Madre de dos niños pequeños, incluida su hija mayor con una discapacidad, y enfrentando un embarazo de alto riesgo, Fidelina reside en el Asentamiento Humano Los Ángeles, junto a su esposo Gabriel. Como muchas familias de la región, su hogar enfrenta las adversidades que trajeron las lluvias intensas del Ciclón Yaku y el fenómeno del Niño Costero: calles inundadas, servicios públicos colapsados y una rutina familiar fracturada por la incertidumbre. Estas circunstancias agravan su salud reproductiva, exponiendo la urgente necesidad de acción y acompañamiento a mujeres embarazadas en contextos de vulnerabilidad extrema.
El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), comprometido con proteger a las mujeres en contextos humanitarios, responde a la emergencia climática en el norte de Perú desplegando brigadas especializadas para atender a mujeres en edad reproductiva, incluidas embarazadas y puérperas en las zonas más afectadas. En ese contexto, la brigadista Cecilia Castillo encuentra a Fidelina en una situación alarmante. Aunque asiste a sus controles prenatales, las lluvias, la afectación de su vivienda tras las inundaciones y el peso de sus múltiples responsabilidades la llevan a interrumpir sus citas médicas y descuidar su salud. Fidelina presenta signos graves de edema en manos, piernas y rostro, claros indicadores de una posible afectación de hipertensión por el embarazo o preeclampsia.
"Me equivoqué en la fecha de mi control, pensé que era en un mes. Las preocupaciones y las dificultades nos tienen abrumados", confesó Fidelina. Ante este escenario, Castillo actúa con rapidez, organizando de inmediato su traslado al centro de salud de Los Algarrobos. Allí, Fidelina recibe atención médica oportuna, descartándose una complicación mayor. Gracias a este acto puntual, su salud se estabilizó, permitiéndole continuar bajo seguimiento médico y llevar a término su embarazo. El impacto transformador del trabajo realizado por las brigadas del UNFPA en comunidades y en coordinación con las instituciones públicas brindan esperanza en medio de una crisis climática que agrava las desigualdades preexistentes.
En junio de 2022, año del ciclón Yaku, Fidelina dio a luz a su tercer hijo mediante una cesárea en una clínica privada, dado que los establecimientos de salud público estaban saturados por la demanda de los distintos servicios relacionados a la emergencia climática. La familia, liderada por Gabriel y Fidelina, recuperó la ilusión, soñando con un futuro juntos. Tres días después, la tragedia golpea con fuerza a Fidelina y su familia. Para entonces las brigadas y el proyecto del UNFPA ya había finalizado.
Tras el alta médica, Fidelina comienza a experimentar complicaciones en casa y, preocupada, regresa a la clínica. El personal de turno se niega a atenderla, argumentando que debía esperar a su ginecóloga. Finalmente, la médica la evalúa, pero no detecta signos de riesgo y le receta un antiespasmódico antes de enviarla nuevamente a casa. A pesar de esto, sus síntomas continúan agravándose. Con un dolor abdominal intenso, Gabriel, su esposo, la lleva en su mototaxi a varios establecimientos: un consultorio particular, una posta médica y finalmente una clínica privada, asumiendo elevados costos. En todos los lugares, sus síntomas fueron desestimados y Fidelina fue enviada de regreso a casa. La salud de Fidelina se deteriora aún más; regresa a la clínica privada, donde, mientras esperaban resultados, les roban el mototaxi, su principal fuente de ingresos.
Fidelina es trasladada a un hospital, donde ingresa en estado crítico con una hemoglobina extremadamente baja. Aunque fue sometida a una cirugía de emergencia, el tiempo perdido y la falta de diagnóstico oportuno resultaron fatales. Fidelina fallece, dejando un dolor irremediable en su familia y comunidad.
Un año y medio después: la huella de ausencia de Fidelina
En la pared de su modesta vivienda, un cartel conmemorativo recuerda a Fidelina, mientras Gabriel, su esposo, abrazando a sus hijos, refleja el peso de la ausencia que dejó su partida.
Él sigue adelante con la ardua tarea de criar solo a sus tres hijos. “En mi caso, yo también he sido huérfano. Al principio se sufre, se sufre mucho, pero con el tiempo uno aprende a seguir adelante," confiesa Gabriel, reflejando el peso de la ausencia de Fidelina y la resiliencia que ha tenido que construir para criar solo a sus hijos.
La ausencia de Fidelina deja una cicatriz profunda en su hogar. No solo faltan sus manos que aportaban, sino también el calor, la ternura y el amor incondicional que solo una madre puede brindar. Su energía llenaba cada rincón de la casa, haciendo que incluso los días más difíciles fueran más llevaderos. Ahora, la rutina diaria se convierte en un desafío constante, y Gabriel se esfuerza por equilibrar su trabajo en la panadería con el bienestar emocional de sus hijos, quienes también extrañan profundamente la calidez de su madre.
La situación de Fidelina no es aislada. Según estimaciones globales, cada año mueren 280,000 mujeres por complicaciones prevenibles relacionadas con el embarazo y el parto. En Perú, aunque las muertes maternas disminuyeron a menos de 300 en 2022, las zonas vulnerables como Piura siguen registrando cifras preocupantes. Estas tragedias no solo representan fallas del sistema de salud, sino que dejan hogares en luto y comunidades marcadas por el dolor.
La vida de Fidelina es insustituible e irreparable y provoca una ausencia imposible de suplir en la vida diaria de su esposo e hijos. Cada mujer que pierde la vida deja detrás una red de personas afectadas, perpetuando un ciclo de sufrimiento y pérdida que trasciende generaciones. "Aunque su ausencia nos duele todos los días, seguimos adelante. Pero no debería ser así. No debería faltar ella", concluye Gabriel.
La historia de Fidelina invita a llamar la atención de las autoridades, la sociedad y sus actores vivos para evitar que este tipo de situaciones, que afectan la vida de las mujeres embarazadas, se repitan.
UNFPA lamenta profundamente la pérdida de Fidelina (QEPD) y nos solidarizamos con el dolor y luto de Gabriel y sus hijos. Ninguna mujer debería morir por causas relacionadas al embarazo y el parto".