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Cada dos minutos muere una mujer al dar a luz. A medida que el reloj marca otro año, otras 287.000 mujeres correrán la misma trágica suerte.

La mayoría de estas muertes son prevenibles. No son inevitables. Ocurren porque los sistemas de atención médica rutinariamente fallan a las mujeres y niñas.

Las mujeres mueren al dar a luz porque, para muchas de ellas, los servicios de salud no están disponibles, son inaccesibles, inasequibles u ofrecen una atención de mala calidad. Las mujeres que buscan anticonceptivos enfrentan barreras similares. Se estima que 257 millones de mujeres que desean evitar el embarazo no están utilizando métodos seguros y modernos para hacerlo.

El Día Mundial de la Salud de este año es un momento para unirse al llamado global de "salud para todos".

Durante décadas, los sistemas de atención médica de todo el mundo han avanzado en mejorar el alcance y la calidad de la atención médica en salud sexual y reproductiva. El UNFPA ha apoyado ese esfuerzo. Los anticonceptivos adquiridos por el UNFPA en 2021 ayudaron a prevenir 39.000 muertes maternas, contribuyendo a una disminución constante y prolongada en el número global de mujeres que mueren durante el parto.

Hoy, de manera alarmante, vemos que el progreso global se ha estancado. En algunos lugares, las tasas de mortalidad materna incluso están aumentando. 

Una razón puede ser que, especialmente en medio de la pandemia de COVID-19, se tomaron decisiones para no priorizar y recortar fondos para servicios esenciales de salud sexual y reproductiva que salvan vidas.

La discriminación de género a menudo impulsa tales decisiones, tratando la salud y el bienestar de las mujeres y niñas como menos importantes que otros objetivos.

Como parte de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, los países de todo el mundo se han comprometido a lograr la cobertura universal de salud y el acceso universal a la salud sexual y reproductiva.

Aun así, en la mayoría de los países, los paquetes de beneficios de cobertura universal de salud excluyen muchas intervenciones esenciales de salud sexual y reproductiva, incluidas las medidas relacionadas con los cánceres de los órganos reproductivos y la prevención y respuesta a la violencia de género.

En todo el mundo, el UNFPA está apoyando a los sistemas de salud para proporcionar servicios de salud sexual y reproductiva de calidad que lleguen a cada persona y se acoplen a grupos de población diversos, incluidas las personas con discapacidades.

Invertir en la salud sexual y reproductiva es una inversión esencial en el desarrollo sostenible y para ofrecer un mundo donde cada mujer, niña y persona joven pueda alcanzar todo su potencial.

Tales inversiones no solo salvan y mejoran vidas, sino que también generan ganancias económicas: según los cálculos del UNFPA, invertir un solo dólar en poner fin a las muertes maternas evitables y a la necesidad insatisfecha de planificación familiar para 2030 puede generar beneficios económicos de hasta US$ 8,40 para 2050.

En este Día Mundial de la Salud, defendamos el derecho de todas las personas a alcanzar el más alto estándar posible de salud. Unamos fuerzas para ampliar el acceso a la salud sexual y reproductiva, con los derechos y las opciones como camino hacia un futuro más igualitario, próspero y sostenible.