Una estadística no es solo un número, cuenta una historia humana. Habla de la salud y el bienestar de las personas, los problemas y perspectivas y las circunstancias socioeconómicas. Cuando se recopilan y analizan bien, las estadísticas pueden promover el desarrollo sostenible, identificando a quienes corren el riesgo de quedarse atrás.
Celebramos el Día Mundial de la Estadística en un momento en el que se necesitan más que nunca datos fiables y actualizados. Afortunadamente, la tecnología ha aumentado exponencialmente la posibilidad de un análisis estadístico que nos ayude a comprender y actuar sobre los problemas existentes y las tendencias emergentes.
En 2020, a pesar de la pandemia de COVID-19, muchos países están realizando censos nacionales de 10 años y muchos se basarán por primera vez en datos geoespaciales. Se puede visualizar una combinación de información demográfica y geográfica en mapas para que cualquiera pueda ver dónde se satisfacen o no las necesidades. Los mapas pueden mostrar, por ejemplo, exactamente dónde el matrimonio infantil o la mutilación genital femenina es más frecuente y dónde los servicios, las leyes y los gastos deben esforzarse más para llegar a ellos.
Sin esta información, los grupos de personas marginadas que no alcanzan los logros medios nacionales o regionales suelen pasar desapercibidos y desatendidos.
Los datos geoespaciales son solo una de las nuevas y poderosas herramientas estadísticas. Pero no vienen sin riesgos. Es posible utilizarlos para ayudar a las personas a mejorar sus vidas y hacer realidad sus derechos. Es igualmente posible tomar datos y apuntar a personas para persecución. Los grupos que han sufrido un largo legado de discriminación pueden querer ser visibles, pero también temen con razón las consecuencias.
Debemos poder confiar en que las estadísticas nos dicen la verdad. Se deben tomar medidas para garantizar que los datos sean precisos, consistentes y completos, lo que nos brinda una imagen completa. Al mismo tiempo, debemos poder confiar en cómo se utilizan las estadísticas y en que el proceso respeta la privacidad y evita la discriminación.
Hoy es el momento de pedir a los profesionales en estadística, a los gobiernos y a los líderes en innovación tecnológica que se aseguren de que los datos que generamos sean precisos y reflejen las historias humanas detrás de todos y cada uno de los números. Con mejores datos, comprenderemos mejor los desafíos que enfrentan las personas y el progreso que estamos logrando para mejorar sus vidas y proteger sus derechos.