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“Las amenazas cesaron, ya nadie más nos insultó”

“Las amenazas cesaron, ya nadie más nos insultó”

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“Las amenazas cesaron, ya nadie más nos insultó”

calendar_today 13 Noviembre 2017

Protección por presencia en Íllimo, Lambayeque

“Cuando sucedió el desastre, yo estaba con un embarazo muy avanzado y lo único que hice fue tratar de salvaguardar mi vida y la de mis hijos. Mi familia y vecinos nos fuimos hacia el parque central, porque es una zona de altura. Después de eso, fui a mi municipalidad a pedir ayuda”.

De este modo, Lily, lambayecana de 40 años, relata el inicio de la emergencia para ella y otras familias del distrito de Íllimo. Vive en el albergue que el municipio instaló en la Plaza de Armas (conocido como Parque Principal). Su hijo más pequeño nació cinco días después de que el río La Leche inundara la ciudad.

“Empecé a organizar gente, agrupar personas diciéndoles ‘no nos movamos, porque van a venir carpas’. Entonces, nos quedamos allí”.

Las personas desplazadas fueron situadas en cuatro zonas: el Parque Principal, el Camal (en Los Ficus), Calle Victoria y Heysen y Calle 7 de Enero. Lily fue nombrada coordinadora del Comité Central de Damnificados. Los representa en la Mesa de Concertación de Lucha contra la Pobreza, ha dirigido el empadronamiento para recibir asistencia humanitaria y busca espacios donde exponer la situación y encontrar solución a los problemas que, día a día, se presentan en estos albergues, sobre todo para niños, niñas, mujeres y los adultos mayores.

Alicia Plascencia Rubiños, promotora del Centro de Emergencia Mujer (CEM) de Lambayeque, señala que en esta región existen factores como la dependencia emocional o la dependencia económica que impiden a las mujeres romper el círculo de la violencia. A esto se suma la pobreza, el hacimiento en las casas y el escaso acceso a empleo. “Con el fenómeno de El Niño Costero, esto se incrementó. No se visibilizó el tema de violencia ni el riesgo de tocamientos indebidos a niños y niñas”, explica.

Las amenazas para las personas desplazadas también se incrementaron debido a las zonas donde se instalaron los albergues. Los habitantes del centro de Íllimo no se sentían cómodos con la llegada de damnificados al Parque Central. “En mi albergue, sufríamos constantes amenazas y agresiones a las carpas. Nos insultaban. No entendían que si nos quedábamos era porque no teníamos otro lugar seguro dónde ir”, afirma Lily.

Es en este contexto que en junio de 2017, el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) implementaron el CEM itinerante de Íllimo, el cual gestionan conjuntamente con el objetivo de mejorar la protección de la población, disminuir la vulnerabilidad de las personas ante la violencia, en especial mujeres y adolescentes, e incrementar sus capacidades de autoprotección, bajo un enfoque de derechos. El CEM itinerante brindó además protección por presencia, es decir, visibilizó la situación de las personas damnificadas y afectadas ante las autoridades locales y regionales de manera proactiva.

El CEM itinerante cuenta con un equipo de profesionales, compuesto por una abogada, una trabajadora social y una psicóloga que brinda servicios de contención emocional, asesoramiento en casos de violencia, acompañamiento para obtener documentación y asistencia ante cualquier vulneración de sus derechos.

Para Lily y otras mujeres de la comunidad la implementación del CEM en el campamento y su equipo de profesionales han sido una garantía de seguridad, un respaldo que los vecinos empezaron a respetar.

“Desde que llegó el Centro de Emergencia Mujer itinerante a Íllimo, las amenazas cesaron, ya nadie más nos insultó”, comenta Lily.

En Lambayeque, el UNFPA también realizó charlas de sensibilización sobre protección ante la violencia de género y salud sexual y reproductiva. Además, entregó 1,744 kits de higiene y 1,744 kits de protección  a adolescentes y mujeres, estos últimos con una linterna y un silbato para que las personas y la comunidad organizada se ayuden y protejan.

“Las charlas han sido muy útiles para nosotros. En nuestros albergues, hay familias donde ya hay niñas señoritas, y allí viven el papá, la mamá, los hermanos varones y las niñas. Entonces, ellas han aprendido cómo cuidar su cuerpo, cómo protegerse”, dice Lily, y agrega: “el silbato también ha sido de mucha ayuda, nos ha servido para pedir ayuda cuando tenemos miedo de que nos sigan o que se metan a nuestras carpas”.

En paralelo a sus funciones como coordinadora del Comité Central, Lily consiguió un empleo temporal gracias al programa Trabaja Perú, del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo, habilitando vías de acceso que se arruinaron con las lluvias e inundaciones, a los alrededores de Íllimo.

“Lo único que nos queda, no sólo a mí, a muchas personas, es hacer de tripas corazón, darle buena sonrisa a la vida y demostrarle que no nos vamos a quedar allí, sino que vamos a salir adelante”.

Por Ángela Valverde, comunicadora de UNFPA en el FEN Costero 2017.