Las mujeres indígenas siempre han sido líderes en sus comunidades. Este año, el Día Internacional de los Pueblos Indígenas del Mundo, que se celebra el 9 de agosto, se centra en su papel crucial en la preservación y transmisión de los conocimientos científicos y tecnológicos indígenas.
Los conocimientos indígenas abarcan formas de aprendizaje y sistemas de conocimiento complejos y dinámicos desarrollados por los pueblos indígenas de todo el mundo, durante su larga historia de interacción con el medio ambiente y en su adaptación a él.
A pesar de que los pueblos indígenas del mundo representan más de 5.000 grupos distintos en 90 países, los conocimientos indígenas comparten características entre estas diversas culturas. Se fundamentan en la interrelación entre todos los seres vivos, incluidas las personas, y el medio ambiente; y entre cuerpo y espíritu. Los valores de la familia, la cultura y la comunidad son primordiales, junto con la integridad, la reciprocidad y la cooperación necesarias para la supervivencia.
El conocimiento tradicional adopta una perspectiva a largo plazo y hace de la sostenibilidad un factor esencial en todas las decisiones. Transmitido mediante la tradición oral, por ejemplo a través de narraciones, evoluciona constantemente, permitiendo a las generaciones de pueblos indígenas vivir de manera sostenible en los variables medios ambientes.
Sin embargo, debido a que siglos de colonialismo, genocidio y racismo sistémico han despojado a las personas indígenas de todo el mundo de sus derechos humanos, incluidos sus derechos a la vida y a la autodeterminación, el conocimiento indígena ha sido devaluado y despreciado. Al mismo tiempo, ha existido apropiación para obtener beneficios, por ejemplo en las industrias farmacéutica, del turismo y de la moda.
Para la supervivencia y la sostenibilidad
Hoy día, las mujeres indígenas están tomando la iniciativa para recobrar los derechos de los pueblos indígenas y la integridad de sus comunidades y, como parte central de ese trabajo, conservar, recuperar y transmitir los conocimientos tradicionales.
Todo el mundo tiene interés en que lo consigan. El conocimiento indígena es una fuente de soluciones sostenibles para desafíos globales como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la escasez de recursos, la inseguridad de alimentos y agua, los conflictos y la violencia, las epidemias y otras amenazas a la salud y al bienestar.
Tras la COVID-19, este conocimiento brinda las bases para un cambio de paradigma muy necesario hacia un enfoque holístico en el desarrollo. Pone de manifiesto nuestra responsabilidad en restablecer el equilibrio en nuestra relación con la tierra y con los demás, y en reflexionar profundamente para que, en palabras de la activista diné Janene Yazzie, Coordinadora del Programa de Desarrollo Sostenible para el Consejo Internacional de Tratados Indios, podamos «comprender qué cambios drásticos en el comportamiento son posibles en lo que concierne a la salud, resiliencia y seguridad de la humanidad».
Mientras tanto, el conocimiento tradicional ⸺y el liderazgo de las mujeres indígenas⸺ sigue siendo vital para la supervivencia y el bienestar de las propias comunidades indígenas.
Las mujeres y niñas indígenas en todo el mundo fallecen durante el embarazo y el parto con mayor frecuencia que las demás mujeres, y enfrentan mayores riesgos de violencia y prácticas dañinas, incluida la violencia sexual durante conflictos armados y la explotación laboral. Esta gran vulnerabilidad hunde sus raíces en las opresiones interseccionales que enfrentan, como la discriminación y exclusión por razón de género, etnicidad y la pobreza que afecta de manera desproporcionada a las comunidades indígenas.
Como consecuencia, tienen menos acceso a servicios y oportunidades esenciales, incluidos los servicios de salud sexual y reproductiva como la anticoncepción y la atención médica materna. Se las suele excluir de la toma de decisiones, no solo en las decisiones políticas a nivel local, nacional e internacional, sino también en lo que respecta a las decisiones sobre sus propios cuerpos, vidas y familias.
Conocimientos tradicionales al servicio de la atención sanitaria vital
Para respaldar el acceso pleno e igualitario a la salud y los derechos sexuales y reproductivos para las mujeres y niñas indígenas, junto con una vida sin violencia, el UNFPA colabora con asociaciones indígenas ⸺principalmente iniciativas lideradas por mujeres⸺ para diseñar e implementar estrategias interculturales en la salud sexual y reproductiva, la violencia de género y las prácticas dañinas.
Las estrategias interculturales no solo conllevan formar a los trabajadores sanitarios y de los servicios sociales para combatir la discriminación e incrementar la sensibilidad cultural, sino que también se aseguran de que las personas indígenas, en especial las mujeres y niñas, encabecen el diseño y la gestión de políticas y servicios.
Los servicios atienden a hablantes de lenguas indígenas locales; involucran a las comunidades y familias; aceptan prácticas, tecnologías y medicamentos tradicionales; y se asocian con profesionales indígenas como, por ejemplo, parteras tradicionales.
«La partería tradicional va más allá de asistir en el parto», dice Ledy Manuela Mosquera Moreno, enfermera y directora ejecutiva de la Asociación de la Red Interétnica de Parteras y Parteros del Chocó, un asociado del UNFPA que atiende a comunidades indígenas y afrodescendientes en Colombia. «Asesora, acompaña y guía a las mujeres, familias y comunidades en todos los asuntos relativos a la salud sexual y reproductiva».
Este enfoque holístico en la atención sanitaria ha sido fundamental en el éxito de las iniciativas de salud materna respaldadas por el UNFPA también en Bolivia, Perú y Filipinas. Además, se han implementado estrategias interculturales en la violencia de género y prácticas dañinas ⸺muchas de ellas lideradas por organizaciones de mujeres indígenas⸺ en países como Camerún, Malí, México y Uganda.
Sustentadas en fuertes vínculos con el conocimiento ancestral, estas estrategias interculturales respetan la autonomía corporal de las mujeres y niñas indígenas, fortalecen su liderazgo e impulsan la autodeterminación de sus comunidades, salvando así vidas y defendiendo los derechos humanos.