LIMA, Perú - La publicación -editada por la Secretaría Nacional de la Juventud (SENAJU), con el apoyo del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en el Perú- destaca importantes avances, como el incremento en el acceso a educación superior y en la reducción de la pobreza monetaria. Visibiliza también retos cruciales, como el aumento del embarazo en adolescentes, la persistencia de la violencia contra las jóvenes y adolescentes, y la alta tasa de desempleo juvenil.
El estudio resalta la disminución de la pobreza monetaria en la población joven – especialmente en los grupos de 20 a 24 años y de 25 a 29 años, quienes experimentaron un descenso de la pobreza de alrededor del 10% durante el periodo de 2009 a 2014 – así como el incremento en 4% de la asistencia a la educación superior de los y las jóvenes de 17 a 24 años y en 5% de la asistencia a la educación secundaria de jóvenes de 15 y 16 años para el mismo periodo.
Sin embargo, aún 1 de cada 5 jóvenes peruanos de 15 a 19 años es pobre, proporción que se acentúa en departamentos como Cajamarca, Huancavelica y Amazonas, donde 1 de cada 2 jóvenes son pobres. El informe revela además que las mujeres muestran mayores niveles de pobreza monetaria apenas pasan la etapa de la adolescencia e inician los años reproductivos y hasta antes de los 40 años. Ello puede verse asociado al aumento en los embarazos en adolescentes: 15 de cada 100 adolescentes han estado embarazadas y en departamentos de la Selva, esta proporción incrementa a más de 1 de cada 4. Otros indicadores preocupantes son que 1 de cada 3 mujeres jóvenes ha sufrido violencia física o sexual y 7 de cada 10, violencia psicológica o verbal.
Informe Nacional de las Juventudes en el Perú muestra características de la población joven peruana y la situación que viven con respecto a su nivel de pobreza, educación, salud, empleo y participación política. Ofrece información estadística actualizada que tiene como fuentes las principales encuestas nacionales realizadas por el INEI y registros administrativos oficiales. Identifica además vacíos de información sobre las juventudes y contiene recomendaciones para mejorar la calidad de vida de las juventudes y promover su desarrollo.
Un informe crucial para abogar por el bienestar y los derechos de las juventudes
Durante el evento de presentación del Informe, Elena Zúñiga, Representante UNFPA en el Perú, sostuvo que la publicación es un herramienta de abogacía, sólida en evidencias y argumentos, que servirá a los propios adolescentes y jóvenes para proponer temas de debate en el proceso electoral y para promover el establecimiento de acuerdos, de modo que candidatos y candidatas a la Presidencia y al Congreso propongan respuestas viables y políticas de Estado, sostenibles en el mediano y largo plazo.
“El costo de no tomar esas decisiones en estos años en los que atravesamos por el periodo del bono demográfico será muy alto. Frente a ello, tenemos la oportunidad de contar con nueva información y argumentos que complementan el compromiso, movilización y organización juveniles que protagonizan sus propias decisiones y la construcción de su destino”, resaltó.
En esta línea, Edwin Carbajal, Encargado de la SENAJU, rescató el valor del informe como instrumento que permite conocer mejor los cambios por los que atraviesan las juventudes para generar políticas en los diferentes niveles de gobierno que atiendan sus demandas y necesidades específicas. Complementariamente, José Montalvo, Director de Asistencia Integral y Monitoreo de la SENAJU, mencionó que el informe ofrece insumos para aumentar la inversión dirigida a incrementar el capital social de la juventud y promover diagnósticos, investigación y estudios en materia de juventudes.
Brechas y desafíos para el desarrollo de las juventudes
José Montalvo llamó la atención acerca de las desigualdades y principales discriminaciones que viven los jóvenes en el Perú que los enfrentan a importantes desafíos para lograr su pleno desarrollo. “Son cerca de dos millones de jóvenes rurales que necesitan salud, educación y empleo para que tengan una mejor calidad de vida”, aseveró.
En el ámbito de la salud, continuó Montalvo, “el impacto del embarazo en adolescentes es grande, pues las expone al riesgo de dejar la educación y no conseguir un buen empleo”. Explicó además que las jóvenes están más expuestas a la violencia: la mitad de las víctimas de feminicidio son mujeres entre los 15 y los 19 años. En cuanto al empleo, afirmó que existe una brecha salarial, pese a la mejor preparación de los jóvenes. Por último, a pesar del considerable incremento en su participación política como candidatos/as, la proporción de jóvenes elegidos en cargos públicos es bastante menor, “por ello se debe discutir mecanismos de alternancia que los coloquen en mejor posibilidad de ser electos”, concluyó.
La identificación de vacíos de información fue otro resultado que los y las panelistas coincidieron en destacar. “A pesar de sus enormes progresos, las encuestas y registros administrativos aún deben fortalecer sus capacidades para poder mostrar también otras diversidades, como la cultural, étnica y de género de adolescentes y jóvenes. También la condición de discapacidad o el uso del tiempo debieran contar con información más actualizada”, reflexionó Elena Zúñiga. “Se necesitan datos periódicos de salud sexual y reproductiva de varones, información sobre capacitación para el empleo, continuidad de la encuesta nacional sobre consumo de drogas, datos sobre las y los jóvenes afrodescendientes y sobre jóvenes lesbianas, gays, transexuales y bisexuales”, ejemplificó José Montalvo.
Representantes de diversos sectores de gobierno, autoridades y funcionarios públicos, de la sociedad civil y de la cooperación internacional participaron en la presentación del informe que concitó además el interés de diversos medios de comunicación.