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Cada día hasta 11 niñas de 10 a 14 años quedan embarazadas y 4 se convierten en madres en el Perú. Una gran mayoría producto de abusos sexuales. Esta situación refleja las desigualdades generacionales, socioeconómicas y territoriales que están arraigadas en la desigualdad de género. La violencia y el abuso sexual, el control sobre el cuerpo y las limitaciones en la educación sexual y los servicios de salud reproductiva son algunas de las manifestaciones de esta desigualdad.

Es importante destacar que cualquier relación sexual con una niña de hasta 14 años se considera violación.

La ley permite el matrimonio de una adolescente a partir de los 14 años con hijos o embarazada, siempre y cuando cuente con el consentimiento de sus padres y de un juez. Si el embarazo aconteció cuando la niña era menor de los 14 años el matrimonio sería  coincidente con un delito de violación, según la norma legal vigente.

Los efectos de la maternidad temprana son duraderos y pueden tener un impacto negativo en la vida de las niñas y adolescentes. Además de la deserción escolar, las dificultades para acceder a un trabajo decente y las condiciones de pobreza, estas madres forzadas también enfrentan complicaciones en el embarazo y el parto, así como un acceso limitado a la atención médica. Estas circunstancias derivan en lesiones físicas y mentales, e incluso en muerte. Cuando el embarazo es resultado de abuso sexual, también existe el riesgo lesiones autoinfligidas, incluido el suicidio.

En el Perú, más de 56,000 niñas y adolescentes comienzan a convivir y casarse con una pareja cada año. En la mayoría de los casos, estas parejas son hombres mayores que ellas. Además, el 85% de estas jóvenes madres proviene de los estratos de bajos ingresos. Estas cifras reflejan la urgente necesidad de tomar medidas para prevenir el embarazo adolescente y proteger a las niñas de abusos y violencia. Ello subraya la necesidad de eliminar la figura del matrimonio infantil.

“La vida de una niña debería comenzar como debería comenzar cualquier otra vida: como un libro abierto en el que pueda escribir su propia historia. No obstante, desde el momento en que una niña respira por primera vez, ya se encuentra en desventaja sencillamente porque nació niña”.

Natalia Kanem – Directora Ejecutiva del UNFPA.

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En cuanto a los presupuestos asignados para la prevención del embarazo adolescente, se observa el desafío de incrementar la inversión pública. En promedio, las regiones del país destinan solo S/9,3 por adolescente, según el diario El Comercio (8 de julio 2023).

Es importante tener en cuenta que, además de las consecuencias para la vida de las adolescentes, el embarazo y la maternidad temprana también tienen un impacto económico significativo. El costo económico derivado de estos embarazos y partos alcanzaría los US$ 66,7 millones para el año 2022 en el Perú. Este costo se repetirá cada año a lo largo de la vida productiva de estas jóvenes madres, sumándose a los costos de las generaciones anteriores y futuras. Si se proyecta una estimación a partir de 2021 hasta 2030, el costo económico acumulado del embarazo y la maternidad en niñas y adolescentes sería no menor a US$ 3,135 (tres mil ciento treinta y cinco) millones de dólares americanos.

Estas cifras resaltan la necesidad de invertir en la prevención del embarazo adolescente y la promoción de una educación sexual integral progresiva que involucre a los padres, madres y tutores. Es fundamental involucrar a los hombres a temprana edad en estos procesos educativos para deconstruir actitudes y prácticas que justifican las normas discriminatorias de género que lesionan la integridad de niñas, adolescentes y mujeres.

Las niñas y adolescentes representan un gran potencial para acelerar la ruta hacia el desarrollo de sus comunidades y países. Potenciar sus liderazgos, la capacidad de agencia y su autonomía corporal es clave. Fortalecer al sistema y los operadores de justicia para salvaguardar la integridad y reparar el daño de niñas y mujeres antes situaciones de violencia y abuso sexual. Garantizar el acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva para las adolescentes no solo beneficiará a las niñas ahora, sino también a su futuro y a las generaciones venideras. Incrementar y enfocar las inversiones en este ámbito contribuirá al bienestar de las adolescentes, sus derechos a la educación, la salud, la igualdad de oportunidades y la protección contra prácticas nocivas como el matrimonio infantil.

Datos clave:
●   Las atenciones por violencia sexual en niñas de 10 a 14 años en los CEM se triplicaron entre 2017 y 2022, con mayor proporción de incremento en el 2021.
●   En Ucayali, la tasa de nacimientos en niñas de hasta 14 años es 6 veces mayor que el promedio nacional.
●   Es urgente eliminar la figura del matrimonio infantil del marco jurídico nacional y con ella la posibilidad de que agresores sexuales de menores de 14 años muten de violadores a esposos y eviten la pena por el delito correspondiente contemplada en el código penal vigente.

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