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Aracely es una joven de 24 años, del distrito de Castilla, en Piura. Hace poco ha dado a luz, por cesárea, a Pamela*, su segunda hija. Se encuentra a cargo de su casa y no cuenta con ingresos propios. Le diagnosticaron VIH cuando apenas tenía 13 años, había sido infectada por transmisión vertical. (1)

“Empecé el tratamiento de inmediato, aunque no sabía para qué era. Mi abuelita no me dijo que tenía VIH, me daba los retrovirales, pero decía que eran medicinas para el asma. Así estuve por algunos años”, comenta.

Aracely conoció a su esposo en el trabajo. Con pleno conocimiento de los riesgos, decidieron tener a su primera hija, Martina*, una niña de 2 años que nació sin VIH y goza de buena salud. Las inundaciones causadas por las lluvias la encontraron con su segundo embarazo bastante avanzado. Su esposo perdió el empleo y tuvo que emigrar al extranjero, desde donde envía remesas.

“Mi segundo embarazo no fue planificado, tuve un descuido con el método anticonceptivo y no me di cuenta hasta después de 6 meses porque no se me cortó la regla ni me creció el vientre. Para salir de dudas, me hice una prueba de embarazo y allí lo confirmé. Tuve que empezar con los análisis y la programación de la cesárea”.

Cuando Aracely supo que estaba esperando a su segunda hija, tenía una carga viral baja, gracias al tratamiento retroviral que sigue responsablemente desde los 13 años. Aun así, los pendientes por resolver para preparar su parto eran muchos: programación de cesárea, abastecimiento de leche en fórmula y provisión de retrovirales.

“Siempre ha sido una complicación para mí programar mis cesáreas. Para tener a mi primera bebé, de un sitio me mandaban a otro. Con mi segunda hija me pasó igual. En el establecimiento incluso me dijeron claramente que tenían miedo de atenderme y programarme el parto. Hasta que me derivaron al Centro de Salud Materno Infantil de Castilla (CESAMICA), donde me atendieron”.

 
 

La brigada itinerante de obstetras, contratada por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en apoyo a la Dirección Regional de Salud (DIRESA) para garantizar la continuidad de los servicios de salud reproductiva, fue clave para la atención oportuna de Aracely.

“Antes de que me hagan la cesárea, recibí la visita de una obstetra. Me estuvo buscando durante días y me dejó su número con el vecino. Ella quería ayudarme con el proceso y programar mi internamiento en el hospital. También ha conseguido traerme el TARGA -Tratamiento Antirretroviral de Gran Actividad- a la casa y la leche para mi hija que me dan en CESAMICA”, cuenta Aracely.

“Aracely pasó por una primera consulta aquí, pero gracias a la obstetra de la brigada fue posible facilitar la programación de su cesárea en el Hospital Santa Rosa y hacer el requerimiento de la leche en fórmula para alimentar a su bebé. Ahora, ella ya es puérpera, continúa con su vida y nosotros la atendemos”, cuenta Diana Leguía, coordinadora de la Estrategia de Salud Sexual y Reproductiva de CESAMICA.

Además de la atención, Aracely y otras madres que viven con VIH están recibiendo retrovirales y métodos anticonceptivos, insumos que fueron donados por el UNFPA a CESAMICA, como parte del Kit de tratamiento de las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) para asegurar la atención integral a mujeres portadoras de VIH y personas víctimas de violencia sexual.

Aracely espera que Pamela, al igual que Martina, no haya adquirido el VIH. Cuando cumpla 2 meses, debe llevarla al hospital, para su primer examen. Dentro de algún tiempo, cuando la bebé haya crecido un poco, se pondrá a buscar trabajo.

“Llevo una vida tranquila, ya estoy acostumbrada al tratamiento. Algunas veces me he encontrado en el hospital a señoras que acaban de recibir el diagnóstico y están totalmente deprimidas. Cuando me han dejado, les he contado que llevo toda la vida con VIH y tengo una familia sana. Tengo dos hijas hermosas y quiero verlas crecer, sé que voy a verlas crecer si cuido mi salud. Me veo en un futuro con ellas, animándolas para que estudien una carrera, aunque sea corta, para que tengan una mejor vida que yo”.

Por Ángela Valverde, Comunicadora de UNFPA Perú en el FEN Costero 2017

(1) Transmisión del VIH de madre a hijo/a que puede ser antes del nacimiento, durante el parto y después del parto a través de la lactancia.